Guybrush Threepwood (Monkey Island)
La mañana se inicia en Puertos Gemelos. La guerra continúa sin pausas, inclinándose, a juzgar por la cantidad de buques de guerra en el océano y los cadáveres en la ciudad, a favor del reino de Lays. Sin embargo los soldados de Pionner y los mercenarios que trabajan para ellos no se rendirán tan fácilmente.
El grupo ha logrado dormir algunas horas, recuperando sus energías. El general del buque se aproxima al borde de la prisión de cubierta y mira a los rehenes. No necesita presionar demasiado para que Szass Tam, el drow; Ipek, la gnomo; Jats, el humano y Destt, el shifter cuenten nuevamente todo lo sucedido y acepten colaborar. Después de todo, argumentan, son mercenarios y actúan por beneficio propio y no por ideales patrióticos.
Al líder de Lays semejante deslealtad y falta de integridad le produce asco. Piensa que esa es la razón por la que precisamente en su reino se prohíbe todo trabajo de mercenarios. Aún así intenta parecer agradable, revela su nombre Kratos y ordena que el cuarteto sea sacado del agujero. La eladrín y el enano deberán permanecer allí por lo menos hasta que se muestren más colaboradores y decidan romper su silencio.
En cuanto el grupo sube a cubierta el general les informa que el equipo de buceo ha encontrado la caja de la que hablaron la noche anterior. No obstante les dice existe un pequeño problema que es mejor que ellos mismo examinen.
Son entonces conducidos esposados hacia el barco de comercio donde se les atrapo. La nave se encuentra destruida y calcinada por el incendio generado por Alatea. En la parte inferior de la popa, a menos de un metro de la superficie del mar, se pueden ver soldados de Lays trabajando. Dos de ellos flotan en el agua, otros tres miran desde la cubierta e intentan mantener colgando en el aire a un sexto compañero, utilizando para eso un sistema de sogas y poleas. Este último soldado saluda al general Kratos y le indica con el dedo una pequeña caja pegada al exterior del barco. Prueba sacarla usando la fuerza pero le resulta imposible; luego con ayuda de unas herramientas desclava el pedazo de tabla donde permanece adherida la caja. En cuanto la tabla es separada, la caja tiembla y aparecen pequeñas patas de araña en sus costados, con un veloz salto el pequeño contenedor de madera vuelve a adherirse a la popa de la nave. El soldado grita que al parecer “esto se rehúsa a abandonar el barco”.
El general le ordena a otro de sus asistentes, un mago humano, que pruebe desencantando el objeto. Pero esto tampoco tiene resultados, el hechizo utilizado para darle esos atributos parece ser muy poderoso.
Los héroes observan estos acontecimientos con sorpresa. La gnomo particularmente se siente algo contenta al ver la caja en buen estado; no lo ha manifestado explícitamente pero la acción de su compañero drow, lanzando el objeto al mar, le ha parecido una estupidez.
Szass Tam vuelve a revelar información e indica que la llave de la caja se encuentra en manos de Alatea. Al General semejante actitud de delator le revuelve el estomago, está seguro que ese drow sería capaz de entregar a su propia madre con tal de protegerse el trasero. Lamentablemente no sabe que en la cultura drow son las madres las que traicionan a sus hijos primero.
Retornan al buque de guerra. Kratos decide atar los restos del barco de comercio a su nave, y de esa manera transportar la caja hacia su reino. Al notar que el grupo no tiene más información que decir, ordena a sus hombres que lleven al cuarteto a las celdas diplomáticas en el interior del buque. Aún no está seguro que deba dejarlos en libertad. También ordena que Alatea sea registrada y llevada con esposas a su oficina.
La prisión de diplomáticos es similar a un dormitorio elegante con un baño personal, tiene una estantería con diversa literatura y dos camas. El grupo registra la habitación y concluye que es imposible escapar por ahora, teniendo en cuenta la falta de ventanas y la capa interior metálica bajo las paredes de madera, además tras la puerta de acero permanece dos soldados custodiando. Llega el anochecer y los héroes deciden dormir.
En mitad de la noche son despertados por ruidos. Al mirar por la ventanilla notan como dos figuras verdes atraviesan rápidamente el pasillo. Minutos después las mismas figuras cruzan siguiendo a un grupo de soldados en pijamas. Son orcos armados con hachas y no tardan demasiado en decapitar a sus victimas. El drow valiéndose del espacio dejado por la ventanilla decide atacar con un hechizo utilizando la puerta como escudo. Para mala fortuna del equipo, los orcos logran romper con un hachazo certero la cerradura de la celda y se aproximan a combatir contra el equipo desarmado.
A pesar de la desventaja, los héroes consiguen derrotar a los orcos. Antes de subir a cubierta, desde donde proviene el sonido de una batalla, optan por revisar las habitaciones del pasillo. En los camarotes, además de cadáveres de soldados de Lays, encuentran algunas pociones y dinero. En otro dormitorio, el del general Kratos, encuentran dentro de gran un cofre el armamento que les fue arrebatado.
Ya armados suben a cubierta. Allí los orcos piratas llevan la ventaja. Kratos lucha contra tres orcos a la vez, pero sus soldados necesitan combatir en pequeños grupos para controlar a los enemigos. En el centro del campo de batalla permanece el más grande de los orcos, a juzgar por su habilidad de pelea y el número de armas que porta en su espalda, se trata del líder; con un ágil movimiento de su hacha de guerra decapita al mago de la tripulación.
El grupo salta a la pelea. Focalizan todos sus ataques en el líder orco. Y parece ser una buena estrategia porque este cae en buen momento. Sin embargo la desproporcionada lucha que mantiene Kratos lo hace estar muy herido. El general negocia con el cuarteto de héroes la ayuda en contra de los orcos a cambio de la libertad. También ordenada que abran la celda de cubierta para dejar salir a un bullicioso Kromo, que durante lo que se lleva de combate no ha dejado de pedir que le permitan ayudar. En cuanto el enano es liberado utiliza sus habilidades curativas para sanar al general.
Los orcos no se rinden y mantiene la lucha. Uno de los piratas se adentra en la oficina de Kratos. Vuelve a ser visto cuando es lanzado nuevamente hacia la cubierta por un golpe de Alatea. La pícara ha utilizado sus habilidades de ladrona para abrir las esposas que la aprisionaban y aprovecha la confusión para correr a la popa del buque. En cuanto los héroes vencen a sus enemigos la persiguen, tienen claro que la ladrona se dirige a buscar la caja.
En la mitad posterior del buque los soldados de Lays han conseguido vencer a los piratas, sin embargo las bajas son muchas. El grupo se asoma al borde de la popa y ven a Alatea agarrada a las ruinas del barco comercial, abre la caja con la llave, saca su contenido y se lo cuelga en el cuello, continua subiendo hacia
Szass Tam, Ipek, Kromo y los arqueros de Lays intentan atacar a distancia a la eladrín, pero muy pocos ataques llegan a la chica, quien además no pierde nunca el equilibrio. El guerrero prueba saltando hacia el barco de madera, pero cae al océano. El druida utiliza las ataduras que unen al buque y la nave comercial para cruzar, sin embargo también cae al mar. El general ordena detener su buque para facilitar el abordaje. Mientras el drow toma una de las ataduras de los barcos, la corta y utiliza como soga para escalar.
Alatea llega rápidamente a la cubierta del barco de madera y corre hacia la popa. En el cielo una figura oscura aparece entre las nubes. Los héroes que han caído inician la escalada por la proa de la nave comercial, ayudándose de la soga que ha cortado Szass Tam. Ipek aprovecha que las naves se acercan para dar un salto y llegar a la cubierta, luego corre hacia la picara. El águila gigante, en el que conocieron a Alatea, comienza a descender de entre las nubes hacia el barco.
El grupo continúa subiendo, mientras Kromo y el general los observa desde el buque. La gnomo lanza un hechizo hacia la eladrín, pero extrañamente este poder se desvanece antes de tocar el cuerpo de la chica. Piensa que quizás tenga relación con el objeto que porta.
En cuanto el águila se acerca lo suficiente a la cubierta Alatea salta sobre él, lpek decide imitarla y la pelea se desarrolla sobre la gran silla de montar. Una fuerte patada en la cabeza hace que la gnomo pierda el equilibrio y vaya a dar al océano. Sin embargo el drow se aproxima a toda velocidad, y de un salto consigue montar al ave.
Sobre él, Alatea y el hechicero luchan. Una sacudida del gran pájaro consigue hacer que el elfo oscuro caiga quedando sostenido sólo de la montura del animal. La pícara aprovecha de patearlo. Pero Szass Tam no se acobarda, decide lanzar un rayo de energía hacia la correa de la silla, y esta se corta y voltea. Ahora la chica y el drow van a dar al océano.
Nadar no es fácil en las aguas turbulentas del mar, e intentar luchar allí tampoco. Aún así Jats y Destt se lanzan al agua en cuanto llegan al final de la cubierta del barco. Nadando se esfuerzan por robarle el objeto a la pícara, pero no lo consiguen. El águila en tanto trata de acercarse a su dueña para permitirle subir.
Las torturas que ha padecido Alatea durante el interrogatorio de Kratos comienzan a pesar, y el agotamiento también. En un descuido, Ipek logra arrebatarle el objeto del cuello, la urdimbre luce como una piedra redonda y blanca.
Antes que la pícara alcance recuperar el objeto todos la atacan. Finalmente la eladrín queda flotando inconsciente. Su mascota consigue tomarla con sus garras y se aleja volando. Los héroes, ya cansados, concluyen dejarla ir.
Luego de unos minutos un pequeño bote donde viaja Kromos y Kratos se les aproxima, sirviéndoles para regresar al buque.
El general de Lays agradece su ayuda en contra de los piratas. Tras duros regateos y una elocuente diplomacia, el grupo consigue recibir una importante cantidad de dinero a cambio del Collar de Urdimbre. Kratos es un hombre de palabra y a pesar de reconocer las alimañas inescrupulosas y codiciosas que moran en el corazón de los mercenarios, no puede evitar compensar su socorro.
El dinero es enviado a buscar por una comitiva de soldados a Puerto Lampar, la ciudad más cercana del Reino Lays; mientras el buque permanece detenido en el océano. En cuanto los soldados regresan la recompensa es entregada. Kratos señala que ahora sus deudas están saldadas, si en el futuro se vuelven a encontrar él no será tan misericordioso. En último lugar les obsequia un viejo mapa que fue hallado en el cadáver del líder orco, y resuelve darles la misma nave que usaron los piratas para aproximarse al buque. Es un pequeño barco de transporte, no más grande que un velero, pintando completamente de azul marino.
Los héroes se alejan acompañados por Kromo. Previamente han pactado con el enano que se una a su grupo de mercenarios, jurando abandonar las traiciones. El clérigo acepta, sabe que Pionner tiene sus días contados en la guerra y que su carrera cómo capitán del ejército sólo puede conducirlo a la muerte. En cambio, sus nuevos compañeros pueden darle la ocasión de ganar dinero para un vejez tranquila. Kromo también reconoce en el inicio de estas aventuras una oportunidad de olvidar una gran pena de amor.
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